Pieza del mes: Niño Jesús de las Carmelitas

Esta talla que representa al Niño Jesús, de 36.5 cm de altura, pertenece a la actual comunidad de carmelitas descalzas de Caracas, y aunque las hermanas del convento carecen de documentación que respalde sus orígenes, las mismas afirman que la pequeña imagen, celosamente custodiada a través de todos estos años, procede del antiguo convento caraqueño de Santa Teresa de Jesús, clausurado en 1874.



La iconografía del Niño Jesús, desligada de cualquier contexto histórico, aparece en Italia en el siglo XIV y las alegorías del mismo, existentes en España desde el siglo XVI, se hicieron frecuentes en el arte de la contrarreforma, que buscó a través de esta representación exaltar sentimientos de piedad y dulzura entre el vulgo. Por ello no es extraña la presencia de esta imagen en los conventos femeninos, a la que las monjas transferían un sublimado amor maternal.


Esta pequeña talla de madera policromada es una figura desnuda, que podía ser vestida con distintos atavíos, dependiendo de la ocasión; por lo que probablemente el Niño haya contado con un hábito carmelita entre sus ropajes, ya que se acostumbraba en los monasterios femeninos vestir al infante con el traje de la orden. El Niño Jesús es representado en actitud bendiciente, lo que sumado a su desnudez, lo acerca a la alegoría del Salvador del Mundo, una de las más populares representaciones del Niño.


La figura se encuentra de pie sobre una base de madera, cuya parte superior tallada y dorada reproduce una suerte de cojín rojo, también de madera policromada. El brazo izquierdo aparece levantado y la postura de la mano indica que la misma sostuvo un objeto, probablemente una cruz o un escapulario, perdidos en la actualidad. Los pies de la figura están protegidos por unas pequeñas sandalias, calzado de rigor en la orden carmelita.


El rostro, de gran dulzura, es bastante redondo, de mejillas protuberantes y frente ancha. Los labios esbozan una levísima sonrisa. Los ojos de vidrio, grandes, rasgados y de dulce expresión dirigen la mirada al espectador. La cabellera, al igual que las cejas, está pintada de un intenso color amarillo que se acerca al dorado, presentando suaves ondulaciones.

Textos y Foto: Vanessa Balsells Delgado
Edición: Janeth Rodríguez

Fuente: Vanessa Balsells Delgado, Aproximación histórica al patrimonio pictórico y escultórico del convento de Santa Teresa de Jesús de carmelitas descalzas de Caracas (1725-1874). Caracas, UCV, FHE, Escuela de Artes, 2003. (Tesis inédita)

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